Cultura

Al palo

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Escrito por Administrador

*Fabiana Duarte

Corro con todas mis fuerzas. Es media noche. A medida que avanzo por la ciudad desierta voy despertando a los perros de la cuadra que me ladran. En la esquina uno me muestra los dientes. Trato de esquivarlo. Es un perro negro. Se agacha un poco, se mueve para el lado a donde yo voy. En la carrera lo enfrento. Le encajo un puntapié que lo hace rodar a un costado. En el impulso casi se me cae el chumbo. El perro se recupera y me sigue un tranco más. Lo dejo atrás. Llevó la respiración controlada, los pasos a un ritmo vertiginoso. Doy vuelta a la esquina. A 30 metros veo una parejita que se despide en la puerta de una casa. Bingo. Una moto espera. La pareja se franelea. Subo a la vereda. Otra vez los perros de mierda. La parejita está tan caliente que no me registra. Lo agarro al pibe de la campera y lo tiro al piso, apunto a la cabeza. Le pido las llaves de la moto, la pendeja grita. La empujo para atrás, cae de culo. Grito que me dé las llaves. El pibe saca las llaves del bolsillo y me las revolea. Le doy una patada en la espalda. Me subo la moto, arranco. La parejita se abraza en el piso.

II

Celeste hacía la última ronda de vigilancia, estaba por el tercer piso del paseo de compras, debía llegar al subsuelo, recorrer los estacionamientos y fichar. El supervisor le pidió que se quedara una hora más. Ella dudó un momento, necesitaba el dinero. Había quedado en encontrarse con sus amigas para ir a bailar. Se negó. Había pasado una semana complicada. A su hijo, Bastián, le salieron dos dientes y estuvo toda la semana molesto. El padre del niño desapareció, apenas se enteró de que estaba embarazada. No necesito esto, le dijo. Celeste terminó la secundaria a punto de parir, estuvo un año con su hijo, bancada por su madre. Le salió esta oportunidad de trabajar y no la desaprovechó. Casi a medianoche se tomó el tren que la llevaba a la zona Sur. Iba a salir a divertirse.

III

Esta moto es un caño. Una máquina como esta tengo que tener. Voy a 80 por la avenida. Vuelo sobre las cunetas en las esquinas. Llego al barrio haciendo quilombo. Otra vez los perros me reciben. En la esquina, El Pepo me dice que no tiene nada. Le digo que llame a la Vieja Irma que vamos para allá a buscar. Voy hasta mi rancho, la Negra no está. La llamo al celular y no me contesta. Hija de puta. Cada vez que vengo, la pibita no está. Pero esto se termina acá. Ya, le corto todos los víveres. Llamo al Pancho por celular, le digo que tengo una japonesa XT1200 caliente. Arreglo por cinco lucas, en media hora. Joya. Voy a buscar al Pepo. Nos rajamos hasta La Cañada. Esta noche sale delirio de pasta. Volamos por Zapiola rumbo a Quilmes. El Pepo me grita al oído, que la moto es una máquina. Le respondo con el pulgar para arriba. Tres cuadras antes de llegar paro en una Shell. Le digo al Pepo que se quede ahí con la moto. Voy a entrar a la villa caminando. Le pregunto si tiene el fierro. Me dice que sí. Me voy. Me doy vuelta para mirar. El Pepo apoyado en la moto se prende un pucho. Le mira el culo a una pendeja que entra al local.

IV

Celeste y sus amigas quedaron en encontrarse a la una y media en la estación de servicio. Fue directo para allá. Bajó del colectivo y caminó una cuadra, se había puesto un jean ajustado y una remera corta. Era una noche calurosa. Mandó un mensaje a sus amigas para confirmar la hora. Le contestaron que estaban atrasadas. Se detuvo para leer el mensaje. Resopló. No se iba a ir hasta su casa para hacer tiempo. Decidió entrar a la estación de servicio y comer algo, se dio cuenta de que no había comido nada en toda la tarde. A metros de entrar a la estación de servicio, un pibe apoyado en una moto la seguía con la mirada. Le tiró un cabezazo y dijo: Hola, morocha. Ella sonrió. Lindo pibe, pensó. Hacía tanto que no salía con alguien, que había perdido el training. No puede ser tan difícil, pensó. Pidió una hamburguesa, papas fritas y una gaseosa. Echó una mirada al pibe que fumaba en la puerta. Que linda moto, debe ser cara, se dijo.

V

Camino por los oscuros pasillos de la villa. Palpo debajo de la campera. Acomodo firme, el chumbo. Me cruzo con gente que deambula por los pasillos, como zombis. A medida que avanzo escucho gritos, pendejos llorando, gente que se ríe a carcajadas. En uno de los ranchos, un nenito está sentado en la puerta. Miro para adentro, está oscuro, se escucha la tele a todo trapo. Sigo de largo. Hay perros dentro de la villa, no ladra ninguno. Es como si fueran de otro planeta. En una curva del pasillo, se me aparecen dos tipos. Se abren para dejarme pasar por el medio. Me arrimo a una de las paredes del pasillo. Ni mamado les doy la espalda. Me enfrentan, preguntan a donde voy. Le digo que voy a lo de Irma, trato de avanzar. No se mueven. Hablan entre ellos, uno dice que cree haberme visto antes. Digo que vengo siempre, que no quiero bardo. Se me acercan. Me pongo en guardia. Me dicen que no me pase de vivo, porque no salgo de acá. Se van. El quilombo se huele en el aire, como la mierda.
Después de comprar, le pido a Irma si me deja merquear una línea ahí. Me pongo insistente antes de salir. Dice que no, grita para que me vaya a otra parte. Me llama falopero de mierda. Salgo echando putas. Le pego una patada a la puerta. A este villerío no vengo más. La gente de Irma empieza a seguirme. Apuro el paso. Si corro acá soy boleta.

VI

Celeste terminaba la hamburguesa en la estación de servicio. Sus amigas llegaron y se sentaron a su mesa. Charlaron divertidas. El pibe que estaba afuera cada tanto las miraba y sonreía. Las dos amigas arengaban a Celeste, decían que él la miraba solo a ella. Celeste se sonrojó.

VII

En una de las salidas de la villa, me roban todo. Me cagan a patadas. Negros de mierda. Ni amago a sacar el chumbo. Estoy caliente como una pipa. Tengo que hacer algo. Corro a buscar al Pepo. Cuando llego, le digo que vamos a reventar la estación de servicio. Me dice que no, que hay gente. Mira a unas pibitas que están adentro. Discutimos. Le digo que encienda la moto. Que haga de campana. Entro.

VIII

Celeste vio que el pibe de la moto discutía y forcejeaba con otro. El otro con un arma en mano entró al local y amenazó a la chica que estaba en la caja, que nerviosa empezó a balbucear. La amenazaba con el arma, le gritaba. Dio vuelta al mostrador y le pegó un culatazo en la cabeza. La chica cayó al piso. Celeste y sus amigas se refugiaron debajo de la mesa. Un patrullero estacionó en la playa. El pibe de la moto empezó a hacer sonar la bocina, se subió a la moto y aceleraba en el lugar. Se escucharon gritos afuera, la voz de alto de la policía. El que estaba adentro, tomó a la cajera del cuello y la usó para cubrirse. Un estallido reventó los vidrios del local, que cayeron sobre celeste y sus amigas. Tres, cuatro, diez disparos.

IX

Las amigas de Celeste asustadas, están sentadas en la vereda. Celeste sangra. Tiene un corte profundo en el brazo por los vidrios que le cayeron encima, y varias escoriaciones. El pibe de la moto, está en el piso, muerto de un balazo en el pecho. La cajera llora. La atienden en una de las ambulancias. El que entró al local está esposado en la parte trasera del patrullero. Un policía se les acerca y les dice que tienen que ir a declarar a la comisaría.
Celeste piensa en su hijo. Se le erizan los pelos de la nuca. Un escalofrío la recorre entera. Cansada, dolorida, sube al patrullero.

Acerca de la autora:

*Fabiana es psicóloga social, vive en Malvinas Argentinas.
Obtuvo varios premios y menciones desde que comenzó a escribir en 2015. Entre los más destacados se encuentran: Segundo premio en el Concurso Literario Barracas Al Sud de la municipalidad de Avellaneda (2016). Finalista en el Concurso de Relato Corto Osvaldo Soriano (2018), Finalista en el Certamen Internacional de cuento Itaú (2018). Primer premio en el Certamen de novela corta de la Fundación Monteleón, España (2019) Finalista en el Certamen Nacional de literatura Manuel Mujica Láinez (2020), Finalista en el concurso de Narrativa La Balandra (2021)
Libros publicados: A los trece. (Novela) Eolas Ediciones, España (2019)
Bajo el Agua (Cuentos) Luvina Editorial, Argentina (2021)

Contacto: IG @faby.laduarte

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